El hígado graso, como su propio nombre indica, es una afección en la que se acumula grasa en el hígado.

Imagen de Clínica FEHV
Una forma útil de saber que tenemos hígado graso sería realizar un análisis que incluya: transaminasas como ALT, AST, perfil lipídico como triglicéridos y colesterol, glucosa, pruebas de imagen como una ecografía y resonancia magnética o biopsia para determinar la gravedad del daño hepático.
También encontramos el Índice del Hígado Graso, que de forma muy sencilla puede determinar qué probabilidad existe de padecer esta afección. Esta ecuación está disponible en el siguiente enlace
¿Cuáles son las causas principales?
- Alimentación muy grasa o mala alimentación en general (ultraprocesados, frituras…)
- Estilo de vida sedentario
- Medicamentos
- Exposición a toxinas (alcohol, tabaco, conservantes, disruptores endocrinos)
- Genética
Pero lo más importante: ¿el hígado graso es reversible? Sí, especialmente en sus etapas iniciales con cambios en el estilo de vida.

Imagen de National Cancer Institute
El hígado graso puede afectar a la bilis, disminuyendo la producción o el flujo. La bilis sale de la vesícula biliar para terminar en el intestino delgado, ayudando en la digestión de las grasas. Por este motivo, uno de los efectos que puede causar esta afección es la de unas digestiones más pesadas, lentas, más molestias digestivas etc… pudiendo causar una disbiosis intestinal o SIBO.
También puede empeorar la capacidad del hígado en la eliminación o liberación de toxinas, producir cálculos biliares, ictericia, heces claras, orina oscura etc…
